Daniel Costas en la Telaraña

  Aprovechamos una semana de Agosto (2012), de vacaciones, para hacer una escapada al sur de la costa Atlantica de Francia, desconectar, descansar un poco y conocer tanto naturaleza como ciudades.

Un domingo en Agosto

  Amanece con lluvia a ratos. Despues de desayunar vamos a dar una vuelta por Salles. La lluvia aumenta en intensidad y no paro en toda la mañana. Visitamos la iglesia de Sant Pierre, coincide con la hora de misa y los vecinos acuden a la misma con sus paraguas, sacudiendolos en la entrada.

  En el bar están, como en cualquier pueblo, los que no acuden a la iglesia. En la boulangerie, los que van a hacen cola para comprar el pan u otra delicia dulce.

  Al mediodia decimos que ya esta bien de lluvia, así que terminamos en el mobil home, secandonos, cambiandonos de ropa y comiendo en el mobil home, en plan tranquilo. Ignoramos una invitacion del camping a tomarnos un coctel, con la direccion del camping y el resto de los campistas que entraban esa semana (Nos queda el misterio, sin resolver, de que producto tipico del pais nos querian «mostrar»).

  La lluvia deja de caer a primera hora de la tarde y nos proponemos realizar un paseo internandonos en el bosque. Si hay algo que caracteriza a Las Landas son sus bosques de pinos. Elegimos la Ruta de los Molinos que parte en un sendero al lado del camping y se dirige hacia el sur. Nos llama la atencion el suelo arenoso, estamos a unos 30 Km de la costa atlantica y sin embargo el terreno es arena, identico al que puedas encontrar en cualquier playa.

  El bosque de pinos se encuentra en algunas zonas en perfecta armonia con los helechos que cubren todo el suelo y superando el metro de altura y en otras zonas con otros tipos de vegetaciones cuyo color contrasta con el verde del bosque.

  La ruta esta perfectamente señalizada, e incluso han realizado algunos cambios en su trazado (con respecto al plano) que nos llevan a traves de un senderos que muestran rincones rusticos de gran belleza o incluso gallineros que no dejan de sorprender.

  El molino que da nombre a la ruta practicamente no existe, solo queda un monton de piedras practicamente tapado por la vegetación que en los alrededores del rio se hace mucho mas frondosa.

  Cuando los pinos son talados, luego se extraen sus raices del suelo arenoso siendo usadas (ignoro para que), ya que vimos alguna nave en cuyo almacen exterior estaba lleno de raices apiladas.

Un sabado de Agosto.