Aprovechamos una semana de Agosto (2012), de vacaciones, para hacer una escapada al sur de la costa Atlantica de Francia, desconectar, descansar un poco y conocer tanto naturaleza como ciudades.
Un martes en Agosto
Hace un buen día, y decidimos hacer una escapada hasta La Rochelle, puerto atlántico cargado de historias de piratas y corsarios. No deja de ser curiosa la historia de esta ciudad, ya que siempre que se ha visto implicada en un conflicto ha estado del lado perdedor.
Después de dejar el coche en uno de los varios aparcamientos gratuitos que hay cerca del puerto, empieza nuestro paseo por el puerto, existente al lado del museo acuático, lleno de yates de todos los tamaños.
El paseo indudablemente nos lleva al Vieux Port, antiguo puerto donde destacan sus dos torres que cierran la boca de entrada al puerto, la Torre de la Chaîne, fortaleza militar, la Torre de San Nicolás. Formando parte de la muralla exterior, se encuentra la Torre de la Lanterne, que dicen que es el único faro medieval que queda en pie.
Parte del día lo dedicamos a disfrutar paseando por su calles, cuya arquitectura tampoco tiene desperdicio, soportales, calles peatonales, y su ayuntamiento con sus llamativas torres. También es llamativa por su torre la estación de ferrocarril.
Formando parte de su historia religiosa, el templo protestante, lugar de congregación de los hugonotes, hoy convertido en museo protestante.
No es posible dejar de lado el ambiente de calle, artistas promocionando su música, contracultura y pintores callejeros animan el gran ambiente turístico que nos encontramos en la ciudad.
Aprovechamos la tarde para acercarnos a la Isla de Ré, a la que se accede a través de un puente colgante de peaje. Después de recorrer media isla con un trafico abundante típicamente veraniego llegamos a Saint_Martin-de-Ré, un bello pueblo con un puerto lleno de vida y en el que destaca sobre la colina los restos de una iglesia.