Las ciudades con una carga histórica en su arquitectura deben encontrar formas de permitir formas de arte callejero como es el graffiti y Gante es una ciudad en la que ha sabido encontrar ese equilibrio, estableciendo un espacio dentro de la ciudad para la expresión gráfica. Werregarenstraat es un callejón en el que las autoridades toleran esta expresión del arte, convirtiéndose en un espacio de cambio continuo, aunque sospecho que algunas pinturas duran mas que otras.